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" EN TIEMPOS DE INCERTIDUMBRE Y DESESPERANZA,

ES IMPRESCINDIBLE GESTAR PROYECTOS COLECTIVOS

DONDE PLANIFICAR LA ESPERANZA JUNTO A OTROS."

 

                                        ENRIQUE PICHON RIVIERE 

PICHON RIVIERE, EN SU PROPIA VOZ

CONOCIENDO A PICHON

ENRIQUE PICHÓN RIVIERE

PADRE DE LA PSICOLOGÍA SOCIAL ARGENTINA

 

 

Nacido de padres franceses en Ginebra en el año 1907, criado en Goya, – Corrientes– luego de un breve tránsito por Resistencia, Chaco; y "doctorado" en Buenos Aires luego de un intento fugaz de hacerlo en Rosario.

Hablar de Enrique Pichon - Rivière es hablar de uno de los personajes centrales de la psicología, el psicoanálisis y la cultura argentina. Los tres términos quizá no hacen justicia a su vasto desempeño. Aunque era médico con la especialización en psiquiatría –terreno en el que tuvo importantes producciones–, le gustaba presentarse como psicólogo social. Así es caracterizado cuando comenzó a escribir artículos de manera regular todas las semanas en la revista Primera Plana. Desde el número 175 (mayo de 1966), en el que hace su presentación como columnista, la revista lo presenta en su Carta al lector como: "el más autorizado experto en psicosociología" y su primer trabajo se titula La psicología social. En el dice que al psicólogo se le ha escapado el problema de la acción y la psicología social vendría a resolver esa dicotomía entre individuo y sociedad. Pero esa síntesis se enfrenta en la acción con elementos antagónicos. Por un lado, la determinación mecánica por lo social y la libertad individual. Por el otro, la limitación y la creación. Lo primero, agrega Pichon, acarrea un peligro: la alienación. Lo segundo desencadena un temor: el miedo a la libertad. Sin mencionarlo, Pichon - Rivière se está refiriendo a Eric Fromm, que llevará a que en un trabajo aparecido en el año 1968 se comparase a la corriente de Pichón con los culturalistas. Estuvo como columnista regular desde el 3 de mayo de 1966 hasta el 28 de marzo del 1967. Todos los trabajos de la revista dieron lugar al libro Psicología de la vida cotidiana. En principio escribió solo y luego con Ana Pampliega de Quiroga su última mujer. La primera fue Arminda Aberastury hermana de su amigo Federico, con quien se casó en el año 1937 y tuvo tres hijos, Enrique, Joaquín y Marcelo. Su segunda mujer falleció en un accidente de auto cuando iba a visitarlo por su internación, en la clínica de Gregorio Bermann, en la ciudad de Córdoba.

Interesado en la literatura, la poesía y el arte. Hizo amistad con Roberto Arlt, Conrado Nalé Roxlo y Raúl González Tuñon. Había creado un espacio de crítica de arte en la revista Nervio en el año 1934. Haber nacido en Ginebra con ascendencia francesa pero con destino en Latinoamérica, quizá le produjo su interés particular en el Conde de Lautréamont, que lo llevó hasta París en su investigación del poeta francés nacido en Uruguay. Tuvo allí un encuentro con Jacques Lacan y al aceptar la invitación a su casa se encontró con Tristan Tz ara. Encuentro de interés para él ya que hacía un tiempo que en nuestro país acostumbraba a frecuentar a las vanguardias, promoviendo el arte Madi en Argentina. En el año 1945 se llevó adelante en su casa una exposición denominada Art Concret Invention, de música, escultura, pintura y poesía; de la que participaron entre otros Ramón Melgar, Rhod Rothfuss, Gyula Kosice y el dueño de casa.

Su figura adquirió connotaciones míticas y no siempre lo que relataba se correspondía con lo efectivamente sucedido. Y los hados que rodeaban a su figura, fueron dibujados por el mismo Pichon - Rivière. Entre esas construcciones míticas, afirmó que su encuentro con Freud se debía a una persona que estaba en la puerta de uno de los prostíbulos que frecuentaba en su adolescencia en Goya, un tal Canoi, quien le hizo saber de la existencia de Freud. Poco tiempo después se encontraría en un teatro con ensayos del vienés sobre sexualidad. Su hijo Marcelo expresó que eso formaba parte del exceso de imaginación de su padre quien entre la verdad y una historia interesante siempre prefería esta última. Por su parte Vicente Zito Lema no desechó la posibilidad de que hubiera podido circular en algunas revistas, como literatura erótica, algo de Freud para esa época. Jorge Balán también destaca que circulaban en los años veinte y treinta artículos de Freud. De todos modos, del relato de Pichon se desprenden dos cosas: si se acuerda con Zito Lema dando razón a aquella afirmación, se confirmaría la tesis de quienes han sostenido que el psicoanálisis en argentina había visto la luz antes de su institucionalización en 1942, con la fundación de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), de la cual Pichon fue uno de los fundadores. Y más allá de la verdad o la imaginación, esos dichos sitúan a Pichon Rivière como un lector precoz, que como dice Pierre Bordieu siempre otorga aires de nobleza a quien hace gala de ello (su padre había pertenecido a la alta burguesía francesa). Hay que tener en cuenta que esa afirmación es realizada en el invierno del año 1975 para cuando había comenzado el desplazamiento del discurso de Melanie Klein por el de Freud. Ya que si se juzga su producción científica como señala Hugo Vezzetti, en sus primeros trabajos no hablaba de Freud sino de Jung y Adler. La presencia de Freud se observa luego de la fundación de la APA e incluso, rápidamente da un giro sobre la teoría de Melanie Klein, algo que él mismo se encargaría de hacer saber en sus conversaciones con Zito Lema, que daría como resultado un desplazamiento de la importancia del padre hacia la madre. Su texto más freudiano fue aquel al cual más tiempo dedicó pero que nunca publicó, sus lecturas sobre Canto de Maldoror en el que usó como referencia el trabajo de Freud sobre lo siniestro (el texto Psicoanálisis Del Conde de Lautréamont, fue publicado con compilación de su hijo Marcelo en 1992).

El lugar en el que se produjo su primer encuentro con Freud y su acercamiento en distintos momentos lo llevó a la afirmación de que es evidente que en mi vida estuve siempre vinculado a los quilombos. Desplazando el sentido, eso lo llevó en diferentes momentos a problemas en distintos lugares: el diario Crítica que abandonó luego de una pelea con Botana, por un artículo en contra de "los sombrerudos" que ingresaban en el diario La Nación; también en el hospital Borda al cual tuvo que renunciar luego de un conflicto con un grupo de empleados ya que, al parecer, los grupos que llevaba adelante con adolescentes pusieron al descubierto el tráfico de drogas, y finalmente la Asociación Psicoanalítica Argentina, donde fue sancionado quitándole su condición de miembro didacta. Aunque el encargado de esa sanción, Emilio Rodrigué, años más tarde en su libro autobigráfico sobre las separaciones se arrepentiría de haber tenido que tomar esa decisión (quitarle su condición de miembro didacta). Oscar Masotta afirmó que la APA se había conducido con Pichon como aquellas familias demasiado estructuradas, o tal vez demasiado internamente torturadas. En sus conversaciones con Zito Lema hizo saber que continuaba formando parte de la APA. En verdad se había alejado antes de aquella sanción con su pasaje del psicoanálisis a la psicología social, razón por la que seguramente había decidido dejar de pagar las cuotas que, según Horacio Etchegoyen, fue usado como argumento para la sanción. Como en su momento Rodrigué, aquel afirmó tiempo después que la APA debería haberlo cuidado más y que su sanción fue un episodio ridículo porque ninguna asociación echa a un miembro porque no pueda pagar. En los tres tomos que la APA ha dedicado a relatar su historia, en sus diferentes aniversarios –1982, 1992 y 2002– no se hace ninguna mención del episodio.

En la década del sesenta, en momentos en que como dice Jorge Balán, el psicoanálisis comienza a tomar estado público dando lugar a cierto boom , Pichon - Rivière a pesar de pertenecer todavía a la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), se transformó justamente, en uno de esos personajes centrales de la difusión de la psicología social. Lo cual impide ubicarlo como alguien que seguía la moda del momento. Pero no se podría decir como se hace en un libro biográfico de divulgación que para Pichon, a diferencia de Freud, la subjetividad era social no individual, basándose para ello en las relaciones de objeto de Melanie Klein. Pues en Psicología de las masas Freud se encargó de destacar, y Pichon lo recordaba, que en tanto el otro aparece siempre como modelo, objeto auxiliar o adversario, la psicología individual es al mismo tiempo y desde un principio psicología social (quizá por eso Lacan le preguntaba por qué decir psicología social y no psicoanálisis). En ese pasaje de una práctica a otra utiliza el concepto ECRO, esquema conceptual referencial operativo, que manifiesta haber armado con elementos de Freud, Klein y G. Mead, y de Kurt Lewin para la dinámica grupal. Definió a ECRO como un conjunto organizado de conceptos teóricos que permitían una aproximación instrumental al objeto particular. Ello teniendo en cuenta que estudiar la realidad requiere de una dialéctica que trabaje con las fantasías inconscientes. En verdad ese concepto lo había acuñado en la década anterior y fue utilizado en la "experiencia Rosario", en el año 1958, que fue el debut de sus discípulos del IADES –institución que había fundado con Gino Germani en el año 1955– en un importante trabajo con grupos donde pudieron aplicar sus conocimientos sobre la teoría de los grupos bajo la égida del ECRO que correspondía a cada grupo. Fue "el bautismo" de los grupos operativos

Para esos sesenta Pichon - Rivière ya había pasado por los hospitales Colonia Montes de Oca en Lujan, el hospicio de las Mercedes (actual Borda), en el cual le tocó trabajar según sus palabras con 4500 internos; había participado en la fundación de la APA en 1942; había establecido su teoría de la "enfermedad única" con raigambres kleinianas en el año 1946, según la cual la patología mental estaba dada por una situación depresiva básica o situación melancólica, siendo las neurosis técnicas defensivas más exitosas que las psicosis . Asimismo, tenía una buena cantidad de discípulos que le permitieron estar presente en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, a pesar de no haber sido nunca profesor en ella (sólo dio una clase), pero varios de aquellos, como José Bleger, David Liberman, Fernando Ulloa y Edgardo Rolla se encargaban de hacer conocer sus ideas allí.

Dando cuenta de su gusto por la noche y la buena vida, que llevaron a considerarlo un bon vivant, alejado de los dogmatismos y quizá tratando de aplicar sus nuevos conocimientos de psicología social o recordando su pasaje por los "quilombos", organizó una reunión en la entonces "mítica boite" Mau Mau, que llamó "El baile de la computadora". La gente concurría con sus parejas y respondían a una serie de preguntas y, dependiendo de cómo respondían, la computadora les iba indicando cual sería su pareja esa noche. Publicado el 15 de noviembre de 1966 en Primera Plana, en el número siguiente Pichon Rivière efectuó un comentario sobre ese episodio. Señaló que fue un fracaso, ya que no hubo ninguna pareja armada por la computadora que coincidiera con las parejas reales. Esa falta de coincidencia entre lo elegido por la computadora y los matrimonios pre-existentes, llevó al psicoanalista –en un anticipo de la muerte de la familia anunciada por el "inglés" David Cooper– a concluir la verificación de la crisis del matrimonio.

Aun cuando varios de los actores de la escisión de la APA que participaron en Plataforma y Documento estaban cercanos a él, se encargó de afirmar en la revista Primera Plana en mayo de 1972, diferenciándose de otros psicoanalistas entrevistados, que si bien todo hecho era social la revolución no pasaba por la psicología. Algo con lo que había coincidido su discípulo José Bleger. También en otra oportunidad se encargó de hacer saber que no había hecho dinero en su profesión y que no dejaba de tener dificultades que debía subsanar con ayuda de amigos y familiares. Alejado de la Asociación a la cual había contribuido a engrandecer, los últimos años padeció una larga enfermedad que terminó con su vida a punto de comenzar el invierno del año 1977 (el 17 de julio, a poco de cumplir 70 años). En el año 1978 la APA que no lo trató bien como fue dicho, dedicaría dos números de la revista en su homenaje, tres y cuatro, con comentarios sobre su producción. Para ese año se le dio su nombre al departamento de psicosis de la Asociación. En París años más tarde también se agregó su nombre, a instancias del psicoanalista Juan Eduardo Tesone, al Centro Médico Psico – Pedagógico, sito en 9 cour des Petites - Ecuries, instituto médico social especializado en trabajar con violencia física y sexual sobre niños y adolescentes.

Fernando Fabris afirma que entre las influencias teóricas de Pichon - Rivière se encontraba Jacques Lacan. Idea compartida por Vicente Zito Lema y Mónica López Ocón quien señala que fue uno de los introductores de Lacan y que fue determinante en la introducción de su teoría (se puede acordar con ello si se acepta que el hecho de haber pasado el material tuvo esa contundencia). Quizá eso ha formado parte de una de las tantas construcciones del mismo Pichon ya que en un reportaje que le efectúan en el año 1975 para Actualidad Psicológica dice que no se ha visto últimamente con Lacan (lo había conocido en el año 1951) pero tiene noticias de él por sus discípulos Nasio y Masotta. También seis psicoanalistas lacanianos, que formaron parte de la Escuela Freudiana de Buenos Aires contribuyeron a alimentar el equívoco generalizado, cuando en un artículo presentado en el año 1977 en una jornada de trabajo de la Escuela Freudiana de Buenos Aires, afirmaron que para contrabalancear el afán internacionalista se podía hablar del presunto "nacionalismo" psicoanalítico de nuestros significantes: Pichon Rivière- Masotta-Lacan. La caja de sorpresas que era Pichon permitía esos malentendidos. Sin embargo una psicoanalista que estudió en uno de sus tantos grupos, D iana Etinger, sostuvo que Pichon jamás habló de Lacan. Oscar Masotta, el señalado discípulo, afirmó que nunca había estudiado sus teorías, aunque eso no fue un impedimento para el elogio de su figura. Lo hizo en la presentación de la Escuela Freudiana de Buenos Aires en la Ecole Freudienne de París, para el mismo tiempo que Pichon formulaba las declaraciones del reportaje. Hubo en Buenos Aires –decía – una panacea para muchas demandas de saber: mi querido Pichon - Rivière. Se encargaría de destacar la hospitalidad de Pichon (le había hecho un lugar en su casa); su sólida formación psiquiátrica, al punto que se lo llegaba a comparar en ocasiones a Lacan; la existencia de discípulos que lo citaban hasta el cansancio, al extremo que distintas corrientes provenían de él. Y que casi todo se debía a él incluso, aun cuando fuera por otras razones, hasta la Escuela Freudiana (esto seguramente lo decía porque varios psicoanalistas que llegaron a estudiar en los grupos de estudio privado con Masotta venían de una relación con él). Reconoció que fue Pichon quien bondadosamente, de su biblioteca que no era avara ni rencorosa, le haría conocer los seminarios mimeografiados de Jacques Lacan dedicados a Pichon - Rivière. Ese gesto, aunque de manera indirecta, daría lugar a que en Buenos Aires se produjera hacia fines de los años sesenta el retorno a Freud, que había conocido la luz en París al comienzo de los años cincuenta.

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